Los inversores suelen considerar la atención sanitaria como un “puerto seguro”: la gente necesita medicinas tanto en épocas de bonanza como de crisis económica. Pero en el segundo trimestre de 2025 el panorama es mixto. En el último año, las acciones del sector sanitario se han quedado rezagadas frente al mercado en general, dejando las valoraciones cerca de mínimos de varios años. Eso ha atraído a algunos cazadores de gangas: el índice S&P 500 Health Care se mantuvo plano a comienzos de 2025, mientras que el S&P 500 subió alrededor de un 7%. Al mismo tiempo, el sector alberga nuevos medicamentos estrella e innovación impulsada por la inteligencia artificial. En resumen, la atención sanitaria desempeña ambos papeles: sector defensivo estable y potencial historia de crecimiento. Entonces, ¿cuál prevalecerá?
Los bancos centrales finalmente parecen listos para aflojar. Tras dos años de subidas agresivas, los tipos empiezan a bajar. El Banco de Inglaterra recortó la tasa bancaria al 4% desde el 5,25%, el BCE bajó al 2% desde su máximo del 4%, y la Fed siguió con una reducción la semana pasada. La inflación también se está enfriando: el IPC de EE.
Tras dos años de rápidas subidas de tipos, los bancos centrales finalmente están cambiando de rumbo. El BCE ya ha recortado su tipo de referencia a alrededor del 2% después de alcanzar un máximo cercano al 4%, mientras que la Reserva Federal de EE. UU. apenas empieza a recortar desde un nivel mucho más alto. Esta divergencia deja a los inversores con una incómoda pregunta: si los tipos siguen bajando, ¿qué lado del Atlántico tiene los bancos más fuertes?
El yen japonés se encuentra en una encrucijada. Tras años desempeñando un doble papel, activo refugio y moneda de financiación para operaciones de carry trade, se enfrenta a un punto de inflexión. El Banco de Japón insinúa el fin de su era de tipos ultrabajos, ¿recuperará el yen su brillo como activo refugio o seguirá siendo la moneda de financiación favorita del mundo?
Durante décadas, Japón ha sido la tierra del dinero barato. Los tipos de interés se mantenían cerca de cero, a veces incluso por debajo, mientras que otros países ofrecían rendimientos mucho más altos. Esa diferencia creó lo que los traders llaman el “carry trade”. La lógica es sencilla: pedir prestado yenes casi sin coste, cambiarlos por dólares e invertir en bonos estadounidenses que pagan un 4-5%. La diferencia se convierte en tu beneficio.